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900 TERRITORIOS

El proyecto 900 territorios de Edgar Solórzano comprende tres momentos en los que, a través de distintos medios, explora una experiencia espacial determinada: la ocupación. En un primer momento, el artista utilizó cien hojas métricas y dio a cada una un sistema específico para trazar distintas formas que se ajustaran a su retícula - elemento que funge como principio de organización espacial. En cada una de estas cien piezas, ejecutó 900 dibujos distintos. A pesar de su diferencia, todos los dibujos en una hoja se originaron de la misma lógica. De esta forma, por ejemplo, una contiene formas de triángulos regulares que deben o no tocar algún punto de le retícula mientras que otra presenta medios círculos que abarcan o no la distancia entre sus puntos. La modularidad y repetición que establece la retícula en cada hoja es ocupada por los dibujos que se desenvuelven de acuerdo a un principio de repetición y diferencia.

Solórzano emplea la retícula (uno de los elementos paradigmáticos del arte no-objetivo desde inicios del siglo XX) como un medio para investigar la capacidad de infinita expansión de los sistemas de signos articulados por los individuos. La multiplicidad de dibujos en cada página es evidencia del potencial de plasticidad que permiten las directrices dentro de un sistema, aunque en apariencia estas puedan parecer como fuertes limitantes. La realización de los 900 dibujos por hoja, marcados completamente en tinta negra, también explota el uso de la retícula como vehículo de exploración del campo perceptual. El contraste entre la tinta negra y el blanco del papel así como entre regularidad e irregularidad de las formas y secuencias contribuyen en este aspecto.

El segundo momento del proyecto comprende el registro pictórico en una serie de pinturas, donde el artista ha trazado una retícula en directa referencia al papel métrico. Como sucede con las piezas sobre papel, el artista asigna un sistema a cada lienzo y a partir del mismo ejecuta distintas soluciones, mismas que siempre guardan cierto orden geométrico. En relación a lo pictórico, el uso del óleo sobre el lino refuerza la condición de ocupación, cubriendo y diferenciándose de la superficie a partir de su particular materialidad.

Para el tercer momento de 900 territorios, Solórzano ha producido una pieza tridimensional que conlleva los mismos principios e idea de sistema con los que cuentan tanto los dibujos como las pinturas. Centrándose en la esquina como sitio de intervención, crea una arquitectura que comprende dos muros y parte del piso. En estas superficies traza un sistema métrico: una retícula puntuada por clavos. Como sucede con las formas hechas con tinta u óleo, esta retícula objetual y espacial es ocupada; en esta ocasión, por la materialidad de la piedra. 300 piezas minerales, en total, han sido cortadas siguiendo un sistema particular que determina el conjunto de esta instalación. Sin duda, este tercer momento de 900 territorios es el que expresa de manera más contundente el interés central de investigación sobre ocupación del espacio a través de la masa.

Daniel Garza Usabiaga

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